lunes, 29 de octubre de 2012

(Archivo recuperado de mi blog POPAYÁN NUEVA ÉPOCA)

CORRESPONDENCIA REUNIDA RESPECTO A LA DISCORDIA: OMAR LASSO - MARCO VALENCIA Y DARÍO NOGUERA

Popayán, Dic. 28 de 2011
Señores
Guillermo Alberto Mosquera
PRESIDENTE DE LA JUNTA DEL BICENTENARIO
Marco Antonio Valencia
SECRETARIO DE LA JUNTA DEL BICENTENARIO
CIUDAD.-


Cordial saludo.
Los felicito por el hit que se apuntaron, ya en las postrimerías del período de gobierno, al sacar adelante el proyecto anunciado por el Señor Gobernador de la Biblioteca Caucana de Escritores, aunque con el agravante de ser una colección estrecha y sin convocatoria, de la cual omitieron, además, por criterio preestablecido, a los residentes, según conversación personal con uno de los editores, desconociendo el de tiempo de residencia y calidad de sus obras; aunque tampoco aplicaron con rigor este precepto, según conveniencia de reforzar la propia imagen. Simbólicamente, Uds., con su acto de exclusión, nos han despojado de la ciudadanía payanesa y por ende caucana, al privarnos del derecho de figurar en dicha colección. En pleno siglo XXI, el siglo del cosmopolitismo y la globalización, del multiculturalismo y el mestizaje; además de lo multiregional, reforzado en Colombia por las constantes migraciones en un escenario social de guerra, y sobre todo aquí en Popayán, justo en el momento en que la población mayoritaria es foránea, es injustificable que Uds. defiendan, a ultranza, una territorialidad porosa. Ni siquiera en el año 1976, cuando existía en Popayán una población mayoritariamente vernácula se daban estas conductas xenofóbicas; prueba de ello es la convocatoria al concurso de cuento que hizo el Instituto Cultural de Popayán de entonces, encabezada por personajes de la talla de: Álvaro Burgos, Enrique Cabezas, Fernando Solarte, Alfredo Vannin y Francisco Lemos; dicha convocatoria decía literalmente: “Primer Concurso de Cuento para autores Caucanos y Residentes”.

En mi caso particular, a pesar de haber llegado casi adolescente a Popayán en el año 1978, atraído por el sueño de estudiar, donde he trabajado y también padecido el colosal terremoto de 1983, del cual llevo un inri en mi cabeza, habiendo compartido los tiempos de gloria y también de tragedia, hasta el día de hoy; a pesar de haber creado, sin duda, la mejor librería de Popayán de todos los tiempos, Macondo libros arte y tertulia, que fue faro de luz para la cultura durante 20 años, en torno a la cual se consolidó la generación literaria post terremoto, con referencia destacada en el periódico Le Monde (9 de agosto de 1996, Le Monde, París) y en el libro Ici, La-bas. Librarie Meura, Lille, (Meura, 2005) sobre pequeñas librerías culturales del mundo; librería a través de la cual no sólo creé un entorno favorable a la literatura y al pensamiento, sino que, además, me aproximé a los poetas, estudiando su obra, en mi ensayo La nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada, que le ha permitido decir al poeta y editor Felipe García Quintero: “…y en atención a dicha circunstancia, remitimos al epílogo de Omar Lasso Echavarría titulado La nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada, ensayo de exploración que se constituye en el primer intento de ordenar de modo crítico la poesía de la última generación de escritores en Popayán” (Llama de piedra. Poesía contemporánea en Popayán, 1970-2010, GARCÍA QUINTERO, Felipe. Ediciones Axis Mundi/Ministerio de Cultura, 2010, Popayán); a pesar de haber contribuido a la formación de escritores de esta región, como Marco Antonio Valencia, quien hace más de 15 años en la galería La Esmeralda, en un puesto de pollos crudos de su familia, que él atendía, me cambiaba, a hurtadillas, la proteína avícola por libros; a pesar de haber recreado en cuentos el imaginario patojo, de casarme con mujer payanesa, procreando tres hijos payaneses, de escribir en la gaceta Ace Palabra, en el periódico El Liberal, y en varias publicaciones locales; a pesar de todo ello, de haber hecho ciento por ciento mi vida acá en función de la ciudad, de donde casi nunca he salido; sin embargo, con toda esa carga de patojidad, para la Junta del Bicentenario, encabezada por Uds. no soy payanés, ni merezco ser tenido en cuenta, al igual que otros intelectuales de ídem condición.

Esta es la Popayán de hoy, donde el 20% de payaneses, no siempre raizales, se atribuyen el fuero de excluir al resto, que en su mayoría poseemos otras raíces, pero que de igual modo estamos comprometidos con el destino de esta histórica ciudad.

Gracias por el segundo exilio.
Atentamente,
Omar Lasso Echavarría
CC.# 15.860.002
Payanés residente, en razón de tiempo, trabajo, estado civil, procreación, realización intelectual e impuestos. Además de pertenecer a aquellos para quienes Popayán es la ciudad que alimenta nuestro espíritu y el afán de escribir.

C O D A : Una cosa es estar fuera del poder y otra estar adentro. Afuera es fácil criticar, opinar y hasta lucir de irreverente para ganar el aplauso. Adentro, los más, casi todos, actúan igual, bajo el imperio subyugador del poder, donde el interés particular prima sobre el general y hasta la voluntad más firme y progresista (¿), como la de Marco Valencia se doblega. Qué balance se puede hacer de su gestión en pro de la cultura, en su calidad de Secretario de la Junta del Bicentenario, la cual sí tuvo presupuesto? Aparte de la retórica del Bicentenario, no hay qué apreciar; sólo tres cosas: 1.- el trabajo de POLIEDRO (grupo interdisciplinar del la Universidad del Cauca), que la Gobernación aprovechó para lucirse; 2.- la PLACA DEL BICENTENARIO, idea suya, en todas las alcaldías del departamento del Cauca con sus “hidalgos” nombres que, paradógicamente, revierte el punto de vista de su novela “Oscuro por Claritas”; y 3.- LAS AUTOEDICIONES. Digamos, en este orden de ideas, que Marco Valencia apenas coadyubó al ornamento y maquillaje cultural (estilo característico de la administración de Guillermo Alberto González), con el critero erróneo de la cultura como maqueta; cuando lo importante y verdaderamente valioso son los procesos culturales, que tocan el alma de los pueblos. Lo demás es grandilocuencia y sólo queda para la foto.

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RESPUESTA DE MARCO ANTONIO VALENCIA :

No debería contestar semejante pasquín de ignorancia. Pero como injuria y falta a la verdad, como Coordinador del proyecto debe aclararle: La colección de Autores Caucanos todavía no se ha presentado al público, por lo tanto no la descalifique; Es un proyecto para exaltar el trabajo literario de los caucanos como todos los entes terriotoriales lo hacen (Existen colección de autores nariñenses, antioqueños, santandereanos, vallunos, faltaba una caucana..... peca usted de ignorancia al respecto; Un proyecto de 100 libros donde solo se publicaron 13 libros, con la inclusión de 33 autores, de los cuales diez de ellos no son nacidos en el Cauca es incluyen te señor; Además, igual que usted, hay 185 escritores caucanos en mi agenda que tienen libros de todos los géneros y serán convocados. A usted nadie lo ha excluido, se esta excluyendo solito. Ninguna colección ni antología del mundo es perfecta. Y si, le creo que es patojo, lo acaba de demostrar con esta carta donde el único argumento válido es la envidia. Que tristeza con usted, señor.
Marco Antonio Valencia Calle
16 de enero
Marco Antonio Valencia Calle
...
Si, se nota que es patojo... porque no encuentro otro motivo para su desafortunada misiva que la envidia y las ganas de intrigar donde no hay. Falta usted a la verdad, e injuria de manera grave señor Lasso. Pero que haya sido librero no quiere decir que sea escritor. Que haya escrito un ensayito mediocre no lo acredita como escritor.
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CONTRA RÉPLICA DE OMAR LASSO:

Envidia de qué ? No creo que seas digno de imitar. Tu fama local es de marketing. Simplemente me aferro a un lugar en el cual construí mi vida. Ni siquiera peleo por mis escritos, sino por la actitud de favorecimiento personal y de grupo que has mostrado, y por el "extrañamiento" propio de esta ciudad en todos los tiempos, tanto en la de los "hijosdalgos" tradicionales como en la de los manumitidos. Cierto, me equivoqué al reclamar algo que, en este contexto, es absurdo. Recuerdo cuando Jesús Astaiza leyó mi libro de cuentos; él dijo en palabras literales: "Cuando uno te lee es como si leyera a un grande, sólo lamento una cosa: que no sea payanés". Hace poco, también, en una junta del Sector Histórico, un hijosdalgo auténtico se refirió, en privado, a los miembros de esa junta como los de la junta del centro histórico de la Pamba. Son síntomas de un problema de fondo, cuya premisa es invisibilizar.

Gracias a este impase se desnudó la gran mentira, de creer que somos de acá y merecemos algo. Ha llegado la hora de reconsiderar mi situación como ciudadano, como crítico y escritor en esta ciudad de inquilinato. Sin embargo, no por ello dejaré de considerarme Payanés Residente, pese a quien le pese, orgulloso más por lo que he hecho que por lo que he recibido, en esta ciudad donde se desconoce la generosidad.

Tú dices que mi ensayo La nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada es mediocre. Acuérdate que su borrador fue el evento más celebrado en una velada en la que tú participaste. Luego de eso ha sido editado en un libro de la Universidad del Cauca y reeditado en otro del Ministerio de Cultura. Tú no tienes alcances para calificar la crítica porque tu cultura es de medio pelo. Pregúntale a los que sí saben de esto como el Magíster Felipe García Quintero, quien piensa todo lo contrario, o al magíster Donaldo Mendoza, tu inmerecido mentor. Creo que esta generación literaria contemporánea de Macondo libros, aparte de la calidad excelsa de algunos poetas, sobrevivirá en la historia de Popayán gracias a mi ensayo; el poeta Ricardo León Rodríguez Arce lo aceveró en esta frase: "Omar, los salvaste para la historia, les diste entidad histórica", corroborado además por el juicio ecuánime de Donaldo Mendoza, quien sostiene, también, que yo le di a esa generación cuerpo de identidad, analizándola y bautizándola con el nombre: Generación poética post terremoto.

Respecto a mis escritos, que tú, ahora, pareces ignorar, lo único que no he hecho es sacar plata de mi bolsillo para autoeditarme o buscar un cargo oficial para "publicarme" o implorar que me lean en internet. Además no son crónicas de 20 líneas, sino cuentos de fondo, donde hay lenguaje, imaginación, poesía, intensidad, de principio a fin, y donde se ponen en juego muchos elementos hipertextuales. Para tu información lee este concepto de un crítico nacional como Vicente Pérez Silva, lo conoces?, autor de varios libros publicados por editoriales nacionales, como Gustavo Ibáñez; dice: "... Básteme por ahora expresarle que he leído o mejor, que he vivido plenamente los relatos de su pluma. Unos relatos de acrisolada calidad que encantan y seducen. Toda una urdimbre del más fino erotismo que, según expresión de Octavio Paz es el "reflejo de la mirada humana en el espejo de la naturaleza". Le reafirmo, mi apreciado amigo: he disfrutado sus recreaciones, sus "vivencias oníricas" con un deleite inenarrable. Páginas inspiradas por una voluptuosidad que nos hace sentir, que nos hace vivir toda la fuerza que entrañan la seducción y sus más secretos atractivos..." (Nota manuscrita en: Código del amor, Pérez Silva Vicente, Gustavo Ibáñez, Bogotá, 2004. Vino con otros libros de él, por si quieres verlos. Esto lo cito como respuesta a tu atrevimiento malsano de decir que mi calidad de librero no me hace escritor.

Y no me escribas más, para no decirte otras verdades. Tengo dos perlas guardadas, para aumentar tu prestigio.
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DARÍO NOGUERA TERCIA EN LA POLÉMICA:

Me permito terciar en esta querella sin que nadie me haya invitado, por la simple razón de que en ella se alude a asuntos que a todos interesa. No conozco la respuesta de Marco Antonio Valencia a la primera carta de Omar Lasso, así que la conjeturo de la segunda de este último.

Con un encono y coraje discursivos dignos de mejor causa arremeten, diatriba en ristre, el uno contra el otro. Yo creo que la discusión pierde altura cuando cae en el terreno personal y en el uso y abuso de epítetos que podrían estar soslayando un asunto de mucha mayor envergadura y de interés general. Me refiero al hecho de que en la selección institucional de autores caucanos a cuyo cargo estuvo Marco Valencia, ni estén todos los que son, ni sean todos los que están, insinuación que se encuentra entre líneas en las misivas de Omar Lasso. Este es el asunto serio, y el que se debe tratar sin ambages. Particularmente no tengo una respuesta precisa sobre el asunto pues no he mirado con detenimiento la selección. Pero es harto probable que así sea ya que esto es muy frecuente en este tipo de casos, sin que sea necesariamente “mala leche” por parte del jurado o los jurados a cuyo cargo corrió semejante responsabilidad. En todo caso yo no objetaría ninguno de los que están ya que, parafraseando a Borges, ningún escritor es injustamente recordado, sólo los hay injustamente olvidados (en realidad se lo dijo a Borges su padre “Hay libros que han sido injustamente olvidados; ninguno es injustamente recordado”).

Estoy seguro, por otra parte, de que Omar exagera con respecto a una supuesta segregación por parte, no sólo de Marco, sino de toda la ciudadanía payanesa por no ser él payanés. Al respecto quiero citarle un caso muy elocuente del espíritu incluyente e integrador de especímenes no vernáculos que hay en algunos círculos patojos. Me refiero a la Tertulia payanesa, de la cual hace parte (y no cualquier parte) mi gran amigo don Antonio María Alarcón que como bien sabe Omar es un “arrecho” y furibundo santandereano. Hasta tal punto que los anfitriones de la Tertulia (Don Carlos y don Edgar) lo tienen más en cuenta a él para algunos eventos que a otros contertulios de la región, incluido este humilde servidor, que es patojo y mucho más viejo en la tertulia de marras. Pero eso a mí en realidad me alegra, ya que así se le hace un justo reconocimiento a un “fuereño” que ama y cree más en este pueblo que muchos patojos que yo conozco. Por otra parte a Omar se lo ha invitado más de una vez no sólo a la Tertulia sino a la ACE y ha sido más vale él quien nos ha hecho el feo con sus desplantes.

Por último, insisto: los epítetos; de veras, su finura estilística no alcanza para cubrir el encono propio de una vociferante verdulera, en todo caso indigno del litigio en mención, de sus querellantes y de quienes hemos sido puestos por testigos.

Darío noguera
Asociación Caucana de Escritores
Presidente
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EMAIL DE OMAR LASSO A DARÍO NOGUERA (RESPUESTA) :

Estimado Darío: Aprecio tu interés en el asunto. Eres una persona, un intelectual y un artista de gran valía. Lamento que te hayas desgastado en una asociación de escritores, que existe más de nombre que por contenido real; cuyo principal pecado, además, ha sido carecer de independencia política, a pesar de lo cual tampoco recibió del mandatario de turno la justa retribución por ello. Durante tres años cortejó, participó de las invitaciones a los ágapes gubernamentales; se extasió escuchando el sonoro nombre de la asociaciación en los actos políticos, sociales y culturales, que encubrían su pobreza de fondo, de una casi inexistente actividad literaria; hasta se llegó, inclusive, a ofrendar honores al gobernador con pergamino de lujo. Marco Antonio Valencia, enclave la agremiación de escritores en la Gobernación, tampoco contribuyó a su foralecimiento. El sólo la tuvo en cuenta para las invitaciones, a nombre del Gobernador, a través de esquelas de fina factura, entregadas de modo personalizado.

A la asociación le ocurrió situación parecida a la del partido político la ASI, que apoyó al actual gobernador; le dió el aval, negado antes por el partido liberal. Una vez elegido Temístocles Ortega entregó las Secretarías y demás cuotas burocráticas claves a sus otros aliados: Felipe Fabián, Iragorri y Darío Salazar. Dura leccion para la ASI.

Las asociaciones y academias adquieren por lo general un matiz oficialista que desvirtúa su misión más importante, que es promover la actividad de sus miembros, la formación, la difusión, la competencia, generando procesos a su interior que dinamicen el quehacer, en este caso literario.

La asociación comenzó bien, marchó vigorosamente en un principio, hasta cuando se mezclaron intereses políticos y económicos, con escándalo a bordo, que perjudicaron su imagen y cohesión, produciendo desinterés y desbandada.

He ahí, por qué me alejé. Creo que fue sano.

Un abrazo frateno.
Atte. Omar Lasso


CONSIDERACIONES FINALES

Aclaro: mi carta fue acometida después de una conversación con los escritores Francisco Gómez y Hernán Bonilla, quienes me pusieron al tanto de la Colección y sus criterios, según los cuales yo no podía figurar. Luego me pregunté, por qué en el libro de ensayos no estaba el mío: La Nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada, ponderado como la contribución más importante en la reciente crítica literaria caucana, y en cambio sí figura un ensayo de Donaldo Mendoza (de Codazi, departamento del Cesar)? Me respondí: es el mentor de Marco Antonio Valencia y resalta en él su tediosa novela Oscuro por Claritas, cuyo valor es más sociológico, como síntoma de un cambio social, que estético. Los demás ensayistas incluidos en el libro son del establecimiento. Se ve, entonces, que todo conjuga con las características de las publicaciones oficiales.

FORMULO UN INTERROGANTE: ¿SI EL PROYECTO DE LA BIBLIOTECA CAUCANA DE ESCRITORES, CONCEBIDO POR LA JUNTA DEL BICENTENARIO, YA EXTINTA, ES DE 100 LIBROS, DE LOS CUALES PUBLICARON 13, ENTRE LOS QUE FIGURA UNO DE MARCO ANTONIO VALENCIA (JARDIN DEL RINOCERONTE), ¿QUIÉN VA A EDITAR EL RESTO? TEMISTOCLES, ACASO? DUDO QUE ÉL CONTINÚE PROYECTOS DE GUILLERMO ALBERTO Y MENOS QUE ATIENDA RECOMENDACIONES DE UNO DE SUS PEONSITOS. HE AHÍ POR QUÉ LOS EDITORES ASEGURARON SU EDICIÓN; EL RESTO SERÁN LISTA OLVIDADA, COMO COLA DESPRENDIDA DE UN COMETA; QUIZÁ NUNCA, EN ESTA TIERRA MEZQUINA, VEAN SU PUBLICACIÓN. LO PARADÓGICO, IRÓNICO E IRRESPETUOSO ES QUE EN LA AGENDA MARCO ANTONIO VALENCIA DIGA TENER UNA LISTA DE 185 ESCRITORES PARA CONVOCAR, Y SIN EMBARGO, SE PUBLIQUE ÉL PRIMERO. ¿QUÉ OPINAN? DE ESTA AUTOCRACIA?
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MARCO ANTONIO VALENCIA TIENE RAZÓN

Marco Antonio Valencia tiene razón. La Biblioteca Caucana de Escritores fue, es y será sólo un proyecto; una idea preelectoral del anterior gobernador, con la cual engolosinó a la Asociación caucana de escritores. Con ella mantuvo hipnotizados a sus integrantes, quienes participaron de sus ágapes, fueron condecorados, y a la vez retribuyeron con pergamino el halago. Efectivamente , como dice Marco, esta biblioteca todavía no se ha iniciado; sólo es una lista de agenda de 185 escritores. Por lo visto, hay más literatura fuera de la capital caucana que en la misma Popayán (¡ pensar que tanto se la había ignorado !). Esa lista seguramente no coincide con la de Guillermo Alberto, cuyo imaginario está poblado por los íconos históricos de la prosapia popayaneja. En consecuencia, la biblioteca caucana de escritores es un proyecto de cucaña, algo inexistente, que nunca estuvo en proceso, y que dadas las circunstancias de Popayán jamás verá la luz, mientras las provincias del departamento del Cauca sigan siendo para Popayán su finca. Con esa lista se engañó y se continuará engañando a los desconocidos escritores del Cauca. Los libros ahora publicados, con la dirección de Marco Antonio Valencia, Secretario del Bicentenario, sólo corresponden a la BIBLIOTECA DEL BICENTENARIO (13 libros, número fatídico), de los Editores-autoeditados, en la que aparecen: el que puso la plata, el dueño del puesto y los nuevos escritores del establecimiento, con alguno que otro lunar que no les quita brillo.
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MANIFIESTO PARA CERRAR UN CICLO
Algo final por decir, para clausurar el desahogo y quizá callar o seguir gravitando en la orilla donde siempre he estado, desde cuando siendo estudiante de filosofía en la universidad del Cauca, jamás nos pagaron una beca, creada por ley de la República; debiendo trabajar en oficios de automaltrato nocturno en hoteles y ventas ambulantes, hasta aterrizar, por fortuna, en una labor gratificante. Nada de ello oculto; al contrario, en ello me afirmo. A pesar de mi aporte a esta ciudad veo que todo se ha perdido y nada queda para mí; como dice Kavafis, lo que perdiste aquí lo has perdido para siempre; porque carezco del temperamento necesario para ascender en la escala local que funciona con base en la cortesanía y el crudo interés.

Cuando intenté salvar Macondo Libros y Tertulia (verdadera institución cultural de la ciudad), ante el embate de la nueva época, llevé a la Universidad del Cauca proyectos de gran favorabilidad para ella, para sus profesores y estudiantes, pensando en que la ciudad y la universidad requerían de una librería sólida, como también fortalecer su comunidad intelectual. Con tal fin propuse crear una librería-biblioteca independiente, en algún espacio de la universidad, para recoger en ella toda la producción académica de las universidades colombianas, la cual se administraría y atendería con pasantías, a cambio de lo cual sólo pedía el servicio de libranza, para garantizar el pago de los créditos. Rafael Vivas propuso que aumentara el descuento al 30%, cuando mi comisión era apenas del 35% y negó también la libranza, por implicar, según él, doble contabilidad; Danilo Vivas respondió a través de una de sus vicerrectorías, de manera escueta, que no era un proyecto viable. Sin embargo, ambos intentaron imitar el modelo de Macondo Libros y Tertulia para ponerme competencia, a través de la controvertida Fundación de la Universidad del Cauca, famosa por sus litigios judiciales. Olvidaban que el éxito de Macondo residía en el don de gentes, la personalidad y la formación intelectual de su dueño.

Con tal suma de fracasos ante nuestros “visionarios” líderes de pipián no quedó nada, realmente, por intentar. Hoy sugiero a los ciudadanos payaneses y no payaneses: si buscan el éxito afinen las maneras cortesanas, busquen por asesor a Maquiavelo y cuiden las apariencias, porque aquí nadie ve más allá de sus narices. Quien anhele independencia ocúpese mejor del comercio y sea duro de vísceras, porque estos tiempos así lo demandan.

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