lunes, 29 de octubre de 2012

(Archivo recuperado de mi blog PARTIDO VERDE COLOMBIA:CRITICA-abril 21 de 2011)

Hacer depender el rumbo del partido de algunas figuras de renombre con menosprecio de las estructuras regionales es un error. Parte del desencanto actual de la Ola Verde se debe al comportamiento de nuestro candidato Mockus que, al parecer, obró por cuenta propia, sin asesores que controlaran su libreto. Por ese camino se expuso a todos los riegos posibles, en un país donde se abusa de la opinón pública. De este modo, EL PARTIDO VERDE PADECIÓ LA SUERTE DEL ASCENSO Y LA CAÍDA DE SU ÍCONO. Este sería el primer descrédito del partido ante la opinión pública.

El segundo descrédito vino por cuenta de Sergio Fajardo, al negociar su ingreso al Partido Verde, para ser compañero vicepresidencial de Mockus por 27.000 dólares (según el Concejo Electoral, divulgado por el canal CM&). Actitud desde todo punto de vista reprochable en un ciudadano y político de estilo, ex-alcalde de Medellín, conferencista internacional, doctor en matemáticas y, por supuesto, estrato ocho.
De este modo contradecía el slogan aplicado, al parecer, sólo a la base: “Yo vine porque quise no porque me pagaron”, síntoma de que algo similar ocurría en la cúpula del partido. Algo “normal”, si tenemos en cuenta que ninguna estrella del Real Madrid o del Barcelona juega gratis.

La tercera equivocación fue de Lucho Garzón, siendo director del partido,
al no convocar, ampliamente, a la Ola Verde o al Movimiento Verde para reestructurar y fortalecer los cuadros políticos con una perspectiva nacional, enganchado, también, a todas las sedes que impulsaron la campaña de Mockus. En cambio, se reunió, como todo político tradicional de oficio, con los representantes electos del partido, quienes lo atrajeron a su propio patio, el Concejo y la Asamblea, con lista de invitados de su entera confianza, para quedarse con la vocería del partido y propiciar su elección o reelección. Este errado manejo de Garzón terminó de liquidar los procesos regionales de la Ola Verde.

Finalmente, queda la cuarta carta política representada por Enrique Peñaloza, actual candidato a la alcaldía de Bogotá, muy polemizado por sus guiños con el uribismo, partido que se ha empecinado en acercarse a dicho candidato para ofrecerle su apoyo a cambio de ciertos compromisos.


CONCLUSIÓN

El Partido Verde se enredó en sus inconsistencias de fondo. Creció y se desvaneció como la nieve. Pasará a la historia por su brillo ocasional, como tantos otros movimientos que le precedieron, cuyos dirigentes se entregaron al mejor postor. El Partido Verde no supo administrar los tres y medio millones de votos de electores inteligentes, que fueron tratados como simple masa electoral, ignorando que formaban parte de lo mejor de la nación colombiana. Su rótulo continuará existiendo, pero sin la Ola Verde, tan sólo como razón social de una empresa electoral que tendrá que recurrir, una vez más, al aporte mercenario para conservar su personería jurídica en el escenario político. De vez en cuando levantantará alguna espuma con temas sensibles al dolor humano o al tema ecológico. Los inconformes seguiremos buscando una mejor propuesta, humana y política, que nos represente y nos dé la oportunidad de participar en igualdad de condiciones.

Omar Lasso Echavarría

Gestor de la sede principal del Partido Verde de Popayán y el Cauca

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