lunes, 29 de octubre de 2012

(Arachivo recuperado de mi blog POPAYÁN NUEVA ÉPOCA) 


EL AMBIENTE INSTITUCIONAL
Por Omar Lasso Echavarría
Especial para El Liberal
 
Creemos que el movimiento poético posterremoto en Popayán se consolidó a través del proyecto literario del recital universitario “Palabras y Notas”, animado por Guido Enríquez y Edgar Caicedo Cuéllar, la Revista de poesía “Ophelia”, y los encuentros de poesía “Ciudad de Popayán”, organizados por la Corporación de Arte Fundapalabra. y el Recital semestral “Palabras y Notas”, proyectos de los cuales algunos de los poetas mencionados fueron fundadores y gestores. Sin embargo, esta parte material e inmaterial no hubiera sido posible sin el patrocinio económico de diversas instituciones como el Área Cultural del Banco de la República, la Biblioteca Pública Departamental “Rafael Maya” de Comfacauca, la Fundación Cultural del Banco del Estado, el Ministerio de Cultura, el Fondo Mixto de Cultura del Cauca, la Fundación Casa de la Cultura y la Alcaldía Municipal de Popayán, que en 1992-1994 tuvo un alcalde sensible a lo artístico y consciente en ese momento del ethos cultural de la ciudad, como lo fue Luis Fernando Velasco, quien contribuyó en la financiación del “Encuentro de Poesía Ciudad de Popayán”, evento anual que en diez años de realización alcanzó dimensiones internacionales, y fue decisivo para nuestros poetas en su afán de lograr la interlocución externa y alcanzar la mayoría de edad.
Para cerrar este inventario de motivos que propiciaron el florecimiento de la cultura en Popayán, tengo que citar finalmente, con la modestia debida, el papel que desempeñó Macondo, libros y tertulia, como punto de referencia y confluencia de este grupo multigeneracional. Esta librería fue, en el curso de su historia, una especie de Gruta Simbólica o de Café automático en Bogotá o la Cueva de Barranquilla; es decir, una ventana a la cultura y al mundo. Por ella pasaron infinidad de creadores, muchos de los cuales dejaron su mensaje en las Bitácoras de Macondo. Jaime García Mafla la llamó “la librería angélica”. Por su parte, Lisandro Duque dijo de ella: “En Macondo conocí a la gente que me hacía falta”. Varias referencias aparecieron en revistas y periódicos, como en la edición del 9 de agosto de 1996 en Le mond de París y, recientemente, en un libro publicado en Francia, sobre pequeñas librerías culturales del mundo titulado Ici, lá-bas. Librairie Meura, Lille, 2005.
Queda pendiente la tarea de investigar otros antecedentes literarios importantes que abrieron el camino a esta generación, explorando nuevos temas y lenguajes: Carmen Paredes Pardo, Elcías Martán Góngora, Alberto Mosquera, Gerardo Valencia, Plutarco Elías Ramírez, Matilde Espinosa, Gloria Cepeda Vargas, Víctor Paz, Alfredo Vanín y la generación de la revista La Rueda, integrada por Carlos Fajardo y Cristóbal Gnecco entre sus poetas más consolidados. También Habría que tratar de reconstruir algunas líneas poéticas características en la historia de la poesía caucana que vienen de Guillermo Valencia, Rafael Maya, la tradición de la poesía epigramática, satírico-festiva y la poesía social o política, lo cual sugiere otro ensayo. Ahora nos interesa centrar el análisis en el cambio de época que se produce en Popayán a partir del terremoto de 1983 y la Constitución de 1991. Para ello tendremos en cuenta dos hitos históricos de épocas distintas, en lo social, lo político y lo cultural, demarcadas, de modo definitivo, a finales del s. XX: la primera, representada por la Constitución de 1886, cuyo símbolo nacional es el poeta Guillermo Valencia, y la segunda, representada por la Constitución de 1991, cuya nueva expresión poética la inaugura, en Popayán, la Generación Posterremoto.

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