lunes, 29 de octubre de 2012

(Archivo recuperado de mi blog POPAYÁN NUEVA ÉPOCA)


POPAYÁN CIUDAD FRAGMENTADA
Por: Omar Lasso Echavarría
Especial para El Liberal
domingo, 31 de mayo de 2009


Como punto de partida tendremos en cuenta dos ideas importantes: 1- El fundamento de la sociedad capitalista es la estratificación económica y social basada en la libre competencia con un trasfondo secular 2- Las sociedad premoderna, en especial la medieval, es del orden estamental, cuyo fundamento jerárquico se basa en la cosmovisión religiosa, con roles asignados por el nacimiento y la tradición. Hasta 1.991, año de la promulgación de la nueva constitución, en Popayán encontramos una sociedad mixta, tendencia general en casi el resto del país propiciada por la constitución de 1886, que tiene en este caso particular características “sui generis”. Durante esta época fuimos una sociedad tradicional: pequeña, cerrada, religiosa, dominada en lo político y lo ideológico por una élite de larga tradición histórica. Los sectores medios se asimilaban a ese orden social, de igual modo los sectores marginales. Todos convivíamos bajo un mismo orden ideológico basado en la educación cívica, religiosa, política e histórica, cuyos valores fundamentales estaban en las buenas maneras, la sujeción a los principios religiosos, el altruismo y el patriotismo. En otras palabras, había unidad entre los poderes político, judicial, religioso, militar y civil, tal como rezan las introducciones en la oratoria de época. Bajo este esquema social Popayán mantenía una sólida unidad e identidad social, política y cultural. La literatura culta de la época da testimonio de lo anterior en sus loas a la ciudad inspiradas en lo cívico, lo religioso y lo patriótico. Todo ello, sin duda, favorecido por la posición geográfica, incrustada en un valle ondulado, interandino, que la hacía refractaria a las influencias externas, pese al flujo creciente de la comunicación terrestre y aérea con la capital y las regiones vecinas de Valle y Nariño, especialmente.


Pensamos ahora que son muchos los factores que contribuyeron al resquebrajamiento de ese viejo orden. En especial y de modo determinante dos: 1- El terremoto de 1983 que destruyó materialmente la ciudad y conllevó el desplazamiento de sus familias prestigiosas y la inmigración masiva de gentes de otras regiones caucanas, presionadas por la violencia y la búsqueda de oportunidades, son los dos fenómenos demográficos que caracterizan esta época de cambios. Sin embargo, los valores tradicionales de Popayán, la tranquilidad cotidiana, su tradición cultural y el prestigio de la educación superior, continuaron siendo de interés para habitantes de otras regiones. Esta condición de ciudad receptora, en gran medida le ha aportado a Popayán fuerza laboral y, con ello, recursos económicos. Lo anterior es complementario de la migración acelerada que irrumpió en la ciudad durante y después del sismo, que ahora se suma a los desplazados y otros desheredados de las regiones pobres del suroccidente del país.

Si bien la reconstrucción de la ciudad dio empuje económico, y el aumento considerable de la población creó las condiciones favorables para la intensificación del comercio, en poco tiempo Popayán se masificó, el transporte superó la capacidad vial y los principales supermercados de cadena llegaron para establecerse. Hoy día Popayán se considera una ciudad intermedia de gran vigor que intenta zafarse de sus estructuras tradicionales. Este proceso es común a varias ciudades del país, pero en Popayán lo acompaña otro fenómeno adicional que es de interés plantear: la fracturación del imaginario colectivo. Los migrantes estigmatizados por los payaneses raizales como indeseables no han sido asimilados al entorno sociocultural de la ciudad, siendo calificados de advenedizos oportunistas y considerados como espectadores de una historia y una tradición que sólo a ellos pertenece. El caso, por ejemplo, es la Semana Santa. Este evento religioso y cultural es el más importante de los celebrados en la ciudad como patrimonio inalienable de los payaneses raizales, quienes cooptan los papeles más importantes de la puesta en escena, que por tradición corresponde a las familias tradicionales quienes mejor representan los valores de la ciudad, pasando de generación en generación por el sistema de herencia. En cambio, la procesión del santo Ecce Homo, celebrada el 1 de mayo, constituye un caso opuesto, sin solemnidad en el boato, pero de humildad, concurrencia y religiosidad extraordinarias. En su día se paraliza el centro de la ciudad, no por la gente que se aposta a lado y lado de la calle a mirar, sino por los alumbrantes que en desfile interminable llenan cuadras y cuadras. Es rarísimo ver en esta procesión a algún payanés de la clase tradicional, lo cual es sintomático de lo que representa la Semana Santa Mayor en el imaginario de las familias tradicionales que logra unir una representación completa de la ciudad en todos sus poderes y estratos sociales, con papeles bien determinados que hacen alusión al viejo Popayán de castas dominantes. 2- La promulgación de la Constitución de 1991 que cambió el orden político regido por la centenaria constitución de 1886, de carácter cuasi estamental que establecía un régimen político-administrativo homogéneo de la pirámide a la base, ideal para las clases dominantes. La nueva constitución dio al traste con este sistema ampliando la participación política a un amplio número de desheredados del poder, a través de figuras constitucionales como la Tutela, las Acciones Populares, el Derecho de Petición, los Derechos Fundamentales y, finalmente, mediante la ampliación de la elección popular de gobernadores y alcaldes.

Quizá más del 50% de los actuales pobladores de la ciudad son foráneos, provenientes de otros municipios y departamentos. En términos estadísticos Popayán es hoy una ciudad diversa, multiétnica y multigeográfica. Sin embargo, falta la argamasa que integre a todo este conglomerado en un nuevo o renovado imaginario de ciudad, que permita comprometerla con su destino de ciudad culta, educadora, incluyente y acogedora. Ese 50 % o más de sus pobladores se sienten por fuera del acogimiento de la madre nutricia, como hijos expósitos a quienes niega los privilegios que otros tienen. Popayán es una ciudad de la que muchos viven enamorados, pero ella se acompleja, como la novia, de sus amores plebeyos. ¿Quién, que no sea de este lugar, no ha sentido su belleza y algunas veces su dureza en el trato cotidiano?

Encontramos que el viejo Popayán ahora es parte de la leyenda literaria que pocos cantan, porque su voz ya no encuentra eco en las voces nuevas o porque las generaciones del presente no se sienten identificadas con sus símbolos ni valores. Es así como la nueva escritura en Popayán nace de esta tensión de la ciudad que todos quieren pero que sin embargo excluye. Como huérfanos de esa antigua madre, son voces que representan otra realidad, tal vez se trata de una generación “plebeya” que adquirió conciencia y dolor de ciudad, que aprendió a cantar rebelándose desde el fondo de sus dificultades, sintiendo la crisis y la extrañeza de esta ciudad que ha mantenido a muchos en la orilla contraria a la de sus favores y virtudes. Los nuevos protagonistas no representan a la ciudad letrada que dominaba no sólo la vida cultural sino también la política, pues ninguno ha tenido pretensiones de poder y mejor son la expresión de los sectores humildes y populares, de la ciudad provincia que en esencia es Popayán y que han adquirido reconocimiento por fuera, en la actual literatura colombiana, tal y como intentamos demostrar.

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