La actual Administración del Señor Fuentes se ha pifiado hasta en el diseño de los nuevos andenes. El ancho es perfecto, pero no se aprovecha plenamente, porque La FRANJA
ROJA, para uso especial de los invidentes no es cómoda para nadie, mucho menos
para ellos. Tiene zanjas y relieves angostos donde se doblan los pies, causando inestabilidad e inseguridad al caminar, con el riesgo de dañar los tobillos.
Esta
obra, aunque bonita, constituye un retroceso a nuestra vieja Popayán de
adoquines y alpargatas.
De seguro
nadie la va a usar, quedará ociosa como un adorno inútil. Ojalá que nadie se
vaya de bruces, ni sea cogido por los raudos buses de nuestro
"transmilenio patojo".
En Pomona se
aplicó la norma para invidentes con un criterio distinto. Se usaron estrías
menudas, aunque plenamente perceptibles a través del bastón guía, y cómodas
para los demás peatones.
En las fotos
del álbum se aprecia como los peatones intentan eludir la áspera superficie
roja.
En mi primer peregrinaje no
encontré a ningún ciego (por fortuna parece que son pocos), para haber hecho el
registro. Ya tendré la ocasión...
Ni modo. El niño va cogido de la mamá.
Esta pareja, en el siguiente fotograma prefiere bajarse a la calle.