miércoles, 24 de diciembre de 2014
martes, 23 de diciembre de 2014
viernes, 19 de diciembre de 2014
jueves, 18 de diciembre de 2014
Si mis luces no fallan, la primera parte alude a los falsos positivos de Uribe. La segunda parte es más complicada; quizá se refiera a nuestro pesimismo como óptica "verdadera", posición también uribista? Por aquello de llevar siempre la contraria al actual gobierno.
Buena esa por el poeta y novelista Víctor Paz, valiosa pluma crítica (autor de la Eternidad y el olvido, el Exquisito demente, entre otros libros. Vale la pena leerlo.)
lunes, 15 de diciembre de 2014
Mientras estaba leyendo oí varios estruendos al paso de los carros, como de golpes o de piezas averiadas. Cuando salí, contemplé el gran daño sobre el asfalto. De inmediato me puse a elaborar una señal de peligro con madera pintada de rojo; sin embargo, el oficial encargado de ordenar el tráfico, muy cerca de allí, había hecho traer un aviso de obras públicas, en vista de que, además, se estaba derramando abundante agua.
En pocas horas llegaron dos oficiales del Acueducto quienes, entre pausas largas, cavaron más de un metro de profundidad, hasta dar con la tubería madre. Sin embargo, aunque resolvieron la fuga dejaron el hueco abierto durante cuatro o cinco días, al cabo de los cuales otros obreros trajeron grava en una volqueta, que vaciaron sobre la abertura hasta colmarla.
Estuve contento de la “prontitud” con que habían actuado, lo cual me pareció una señal de cambio de ritmo en la lenta agenda de la Administración. Inicialmente bromeé con los obreros sobre la “huaca “, y las dos veces que estuvieron trabajando los atendí con sendas gaseosas y pasteles; realmente soy un ciudadano agradecido. Sin embargo, bastaron tres días para que el hueco se insinuara nuevamente, formando una piscina que salpicaba a transeúntes, reja y puerta; algo supremamente “jarto”, como para maldecir a cada rato. Entonces me convencí de que en eso quedaría el “gran arreglo” de la Alcaldía o del Acueducto.
La entrada al local ya no parecía de cosa habitada, razón por la cual cavilé en la forma de resolver el asunto. Inicialmente sólo iba a poner unas cuantas piedras y un pedazo de tabla con estaca, pintada de rojo. Por la noche fui a buscar las piedras entre los escombros de las nuevas obras de infraestructura del Transporte Integrado, que marchan a ritmo de tortuga. Al ver lozas de cemento regadas por todas partes se me ocurrió que eran las indicadas; dos bastarían para rematar el blando relleno de balastro. Sin dudar me eché una encima, desafiando el peso de la condenada, que me hacía bufar por el camino, mientras lastimaba mi hombro. Pero ni modo, había que regresar por la otra.
Al día siguiente, domingo, me di a la tarea de hacer un nicho a las dos lozas que sellarían el improvisado relleno de los contratistas. Veinte minutos bastaron para encuadrarlas. Sólo resta poner un nombre: AQUI YACE LA ADMINISTRACIÓN DE FUENTES
martes, 2 de diciembre de 2014
lunes, 10 de noviembre de 2014
Mis comentarios:
1.- Es una frase válida para el sentido común, pero errónea desde el contexto histórico-filosófico; algo parecido a decir, por ejemplo, que E (Energía) no es igual a =mc2 (Fórmula de Einstein), sino que es igual a Chontaduro+Miel de Abeja+Borojó (Perdón por el barbarismo).
3.- Para finalizar concluyo diciendo: de la misma manera como razona Spinoza se podría decir lo contrario: toda negación es una determinación. Estamos atrapados en la trampa del lenguaje. Sin duda la filosofía cartesiana es uno de los últimos enviones para fundamentar racionalmente la metafísica, y más precísamente la teología; con la consecuencia natural de un control sobre las pasiones. A Nietzsche le correspondió realizar el principal sacudón para volver a integrar los dos componentes de la naturaleza humana: lo apolíneo y lo dionisíaco ("Racionalidad" y Fiesta). Y a los empiristas les debemos también la tentativa de sacarnos del embeleco de las "ideas innatas", principio del racionalismo cartesiano, despojando la antropología filosófica de todo artificio "escolástico".
lunes, 3 de noviembre de 2014
Gracias por las congratulaciones recibidas en el grado de Daniel Lasso Casas-Ilustrador. Estas ocasiones nos permiten medir la calidad de los afectos. Todavía somos sensibles al devenir individual y social, con todos los vaivenes de las acciones humanas, la vida, la enfermedad y la muerte. Cada obra social o conquista personal, pequeña o grande, son importantes. Al final, la suma es lo que cuenta.
Somos parte del 95% de los seres humanos que conforman el anonimato contemporáneo, signado por la amorfa masa y los ídolos publicitarios. Pocos pueden escapar a esta suerte. Aún en las pequeñas capitales experimentamos este estado de indiferenciación, porque la gente, acá también, se guía por referentes nacionales y globales construidos por los medios de comunicación.
SEBASTIÁN AUGUSTO, nuestro tercer hijo, hace un año, nos dio una lección práctica de posmodernidad. Había quedado campeón en un torneo de tenis, y en otro, subcampeón. Como padre orgulloso le pregunté, si lo habían felicitado en el Colegio Guillermo Valencia. La respuesta fue categórica: “Papá. Eso a nadie le importa. Sólo a Ud., y a mí, por el premio”. Observamos aquí, de una parte, la desaparición de los referentes sociales como constructores de pertenencia social y, de otra, la reducción de los esfuerzos personales a la propia esfera individual. Clara lección para un cambio en el horizonte de expectativas.
El grado de Daniel se podría decir que es triple: Académico, laboral y de Reconocimiento internacional.
Laboral porque gracias a su talento en ilustración y diseño de marcas, Internet, Skype, dominio del Inglés y también gracias a la página web de portafolios https://www.behance.net, donde está inscrito (https://www.behance.net/danielassocasas), ha comenzado a formar una buena clientela en el exterior.
domingo, 26 de octubre de 2014
Felicitaciones con un abrazo desde los más profundo del corazón, donde siempre ha estado intacto en nuestros afectos.
Lo dijimos en una ocasión, a propósito de una foto en la que aparece nuestro virtuoso chelista Santiago Cañón Valencia: "De los Valencia en Popayán, quedan los VALENCIA. ¡Vivan los VALENCIA! con mi amigo Rodrigo, el PINTOR, a quien incluyo en la foto. ¡Bravo!
Conocemos la obra pictórica, poética y narrativa de nuestro amigo Rodrigo; es abrumadoramente hermosa y significativa en el contexto de la cultura universal. Desafortunadamente, y me atrevo a decir, por quedarse en Popayán, de donde no ha salió "nunca", como el filósofo Kant quien hizo también de konigsberg el mundo entero, su obra y su nombre se quedaron sólo para la admiración de los payaneses. ¿Qué le faltó a este hombre para triunfar en Colombia y en el mundo con su grandioso talento? A más de lo dicho, quizá por un exceso de Antigüedad, Edad Media y Renacimiento; es decir, por un desfase histórico, además de su indefinible misticismo (conocemos su tentativa de reescribir los Evangelios).
Así como ha tenido mucho tiempo para saborear la admiración local, también ha sufrido el fracaso económico de su pintura, en un medio pobre como el de la Popayán actual, hasta el punto de haber tomado la determinación de abandonarla, tentado a llenar el vacío con la escritura, otra de sus viejas pasiones, que ahora pareciera haberse apoderado completamente de él, porque en menos de una década ha publicado, como ediciones de autor, media docena de libros de poesía; últimamente, por lo que nos envía al correo se ocupa de escribir cuentos. Creo que sólo una o dos veces aspiró a estar en un Salón Nacional. La adversa "suerte" lo tornaron escéptico de los concursos. Por eso nos cogió de sorpresa el premio de La Casa Silva. Esta vez debió tener una fuerte corazonada por la certeza de haber escrito un buen poema, y de verdad lo es. La poesía filosófica que venía escribiendo, no era de muy buen recibo entre poetas corrientes, muchos de los cuales la atribuían al conocimiento más que a la sensibilidad.
Este poema, Amor…, premiado por la Casa Silva, con el cual nos sorprende, es otra cosa, viene de su entraña profunda, como manifestación de la humana y contradictoria condición humana, en una confrontación con el propio ser marcado por el terrible duelo entre la ilusión y la carencia. En este “giro copernicano” usa todas las herramientas estéticas que ha venido afilando en el ejercicio narrativo de una prosa de alto vuelo personal, impronta que antes aplicaba a la línea, al color, a la plumilla y a la composición. El poema escrito sobre el amor está repleto de belleza en giros e imágenes del lenguaje que conmueven profundamente; escojo algunos para ilustrar esta nota: “…ahora mi barca vuela a recoger los truenos. Nadie será capaz de reconocer las manos que dieron flores.” “….Estoy seguro, no caerá una caravana de abrazos; mis últimos amores fueron un vendaval de soledades; mis besos tuvieron el sabor de lo que falta.” “…El amor es regio para acelerar los ríos…” “…Se necesitan príncipes azules para despertar el corazón del día.” “….amor en los lagos donde los rezos nacen; amor en los punteros acelerados de mi reloj.” “…Escuchemos su parpadeo tras las ojivas eternas, el cielo saldará las cuentas incompletas.” “…si acaso hay caprichos, el amor les tira flores que se secan en el aire.” “…el celo es el guardián del amor en los extremos de la desolación.” “..El amor es como el arco iris: siempre desaparece hasta el próximo aguacero.” “ … Enamorarse es perder el nombre en una carta exiliada de sí misma.” “…Tiene su ángel el amor; a veces vuela entre los precipicios, ayuda a sobrevolar el crepúsculo,…” “…Sin embargo, amarás; tendrás que hacer una coraza para resistir sus estallidos…”
Rodrigo es una mezcla de esperanza y desesperanza. La primera es metafísica, algo parecido acaso a la “armonía eterna de las esferas”, la segunda es la de lo corruptible que corresponde a la existencia física o biológica del ser humano, como cárcel afortunada o desafortunada, de esa llama eterna que se siente dentro de nosotros. Es decir, combina en la práctica el escepticismo existencial con el optimismo metafísico.
miércoles, 15 de octubre de 2014
Volviendo a Bariz Naranza, ya el nombre es de por sí exótico, remitiéndonos a un universo de pura ficción. Su recepción en esos años de ferviente creación en Popayán, con la Generación Poética Posterremoto en pleno apogeo, tuvo alguna reserva, por su exotismo. En Macondo Libros y Tertulia, termómetro cultural de Popayán, se escucharon comentarios, unos cargados de sorpresa y otros de escepticismo; los primeros contenían una esperanza en la evolución del autor, tales como los de Felipe García Quintero y Giovanni Quessep, faros de la literatura local y nacional. Ese alumbramiento de Manolo lo definíamos, por nuestra parte, como barroco, por cierto alambicamiento de la prosa con matices anacrónicos, algo válido en las prácticas posmodernas de mezclar estilos. Tampoco estábamos preparados para su asimilación. Sin embargo, el transcurso de los años hizo buena tarea. Cuando volvimos a leer textos de Manolo, gracias a Facebook, nos sorprendió su evolución. Bariz Naranza aún pendía de la memoria, como ese objeto precioso dejado atrás que quisiéramos volver a leer, algo había allí para degustar, comenzando por la marca del extraño nombre. Nuestro nebuloso epíteto de barroco transmutó en ópera, también excesivo en la connotación, luego en sonata, con el cual finalmente nos hemos quedado, después de leer 1 Mito Misak, donde se alcanza plenamente la fluidez musical del lenguaje prosístico. No son gratuitas tales asociaciones metaliterarias si consideramos que los textos iniciales de Manolo fueron escritos para ser "recitados" o "cantados" en la cuentería, con efectos verbales, algo que nos recuerda el Sertón Veredas de Guimaraes Rosa, por lo de la música en el habla.
Observamos en la narración de Manolo dos tendencias estilísticas: la de Bariz Naranza, Río Mundo del destino y la de otro grupo de cuentos (El turbante que levita, los dedos de las alas, 1 Mito Misak). En los primeros, la poética se impone a la prosa; en los segundos la prosa intenta dominar a la poética, tornándose más diáfana en su propósito narrativo, aunque las imágenes poéticas se filtran de continuo, enriqueciendo el texto. No sabemos cómo va a resolver Manolo este dilema estilístico, que parecía resuelto en sus últimos escritos, ahora cuando precísamente ha sido premiado por la Universidad Javeriana uno de sus relatos (Río, Mundo, del destino) perteneciente a la primera tendencia narrativa, la de Bariz Naranza.
Concluimos diciendo que la promesa Manolo-Escritor es hoy una realización cumplida. Su talento se enfoca de forma cada vez más clara en el propósito de consolidar una obra literaria con temas y contenidos de buen acopio documental. Para su éxito final ha de rodearse, como todo escritor serio, de un equipo editorial que pueda complementar su creatividad con la precisión y el pulimiento del estilo, asunto que involucra además otras competencias lingüísticas, lo cual diferencia el papel del editor respecto al del impresor.