viernes, 19 de diciembre de 2014

Terrible la incapacidad de gestión y planificación de la actual Administración del Sr. Francisco Fuentes. Va diez kilómetros atrás, en vez de ir, por lo menos, unos cuantos pasos adelante, previniendo malestares engorrosos.

Jamás se acumularon tantos problemas y se afectaron tantos establecimientos comerciales por culpa de la improvisada planificación de las obras del Transporte Integrado. ¿Cómo van a sortear los comerciantes, desplazados por el Alcalde y las ventas ambulantes, el pago de impuestos? ¿Y los propietarios de locales cerrados, la cancelación del Predial?

El Centro Histórico parece haberse ahogado para siempre con el desorden del comercio informal (Culpa de la Administración más que de los ciudadanos, por   falta de buenas iniciativas). 

Otro asunto grave es el de las basuras, que viene desde mucho tiempo atrás, de cuando ya no le cabía un cargamento más al anterior basurero el Ojito y las comunidades tuvieron que protestar por las epidemias que comenzaron a  pulular. 

Y ni se diga del endemoniado tráfico automotor por unas pocas calles estrechas, con trancones, vocinas delirantes y gases que hacen moquear y estornudar. El estrés se volvió parte nuestro ambiente urbano con la  apoteosis del caos ensordecedor. Algo realmente incomprensible en una pequeña ciudad que no pasa de cuatrocientos mil  habitantes.

Mencionemos otros temas que han mostrado falencias: El arbitrario manejo del uso de suelo, el nulo avance en la implementación del PEMP (Plan estratégico del manejo del patrimonio histórico), sobre el cual hay legislación desde hace, quizá, más de veinte años, y la crisis del alumbrado público. Por ejemplo, hoy 23 de diciembre (cuando reeditamos esta nota) parte del Centro Histórico esta oscuro como cueva de lobo. Creíamos que este problema se había superado, pero, por lo visto no. Nos inquieta que lo que ha venido marchando bien se cambie. Salta la pregunta ¿que hay detrás de los contratos?

El señor Alcalde parece ignorar el dinamismo social, el cual necesita una administración pro activa, con  planificación efectiva y  cumplimiento de los compromisos pactados. 

Lo recordaremos, siguiendo las palabras de un taxista, como EL ALCALDE DE LA CIUDAD DEL PETRÓLEO, porque cada día ordena una nueva perforación; aunque  más preciso sería llamarlo EL ALCALDE DE LA CIUDAD DE LA MINERÍA,  porque hace abrir  calles enteras, las cuales quedan a merced del invierno y el barro por secula seculorum, como las ruinas que dejan las multinacionales en las zonas auríferas.

Nota: El Congresista Oscar Ospina Quintero nos ha corregido el guarismo habitacional de Popayán. Es tal el tamaño de nuestros problemas que estábamos parangonando Popayán con la Ciudad de Petro, al multiplicar sus habitantes por 10.

 Galería La Esmeralda


Calle Destapada

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