jueves, 12 de diciembre de 2013

Juristas importantes han puesto en duda, con sólido soporte jurídico, la supuesta legalidad del fallo de la Procuraduría, de destitución al Alcalde Petro. Nuestras leyes dan para todo, mientras persista la confusión jurídica por falta de concordancia. En cuanto a la sanción de 15 años de inhabilidad política, es absolutamente desmesurada, sin parangón en fallos anteriores de la Procuraduría. Ordóñez ha evidenciado, una vez más, la politización de la Procuraduría y su visión personalista, anacrónica, retardataria y absolutista del Estado, en contra de la filosofía de la Constitución de 1991, moderna y pluralista. En esa sanción que inhabilita a Gustavo Petro para ejercer cargos públicos, práctimente por el resto de su vida ORDÓÑEZ SE AUTOINMOLÓ, al mostrar, de modo absolútamente nítido, su intención revanchista y persecutoria, tanto por complacencia egolátrica como para hacerle un invaluable favor a sus amigos políticos, quitándoles un "enemigo" y serio rival de por medio, abanderado de la reivindicación de los humildes y de la frontal lucha contra la corrupción y el paramilitarismo. Creo que todos los sectores sociales que propenden por una mejor sociedad debemos rodearlo, pensando en los contrapesos y efectivos baluartes que nuestra democracia necesita, para llegar a ser, eféctivamente, pluralista e incluyente de la "diferencia". Por otra parte no existe mejor mensaje para el Proceso Político de la Habana. De no ser así ¿qué pueden esperar los movimientos insurgentes que aspiran a ingresar al debate público propio del sistema democrático?

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