miércoles, 15 de octubre de 2014

Popayán. Manolo Gómez Narrador de sonatas


Su libro Bariz Naranza apareció en el año 2003. Texto de prosa poética realmente curioso, por la novedad estilística que desacomodaba en su lectura. Creo que nació, según datos del propio autor, de la moderna cuentería, por allá a mediados de los años 90s, de una colección de relatos magistralmente contados por su cuentero de cabecera Carlos Idrobo "El lobo", que al lado de otros consagraron el género en la Popayán de fines de siglo, género que se afianzó por la puesta en escena con rasgos teatrales, dramáticos y humorísticos; dicha fuerza no se perdió hasta el día de hoy, gracias a eventos frecuentes de colectivos como La Hermita Cuenta, Encuéntate Titotu, Rabo de Nube, entre otros, postas culturales que han asumido el papel con verdadero entusiasmo.

Volviendo a Bariz Naranza, ya el nombre es de por sí exótico, remitiéndonos a un universo de pura ficción. Su recepción en esos años de ferviente creación en Popayán, con la Generación Poética Posterremoto en pleno apogeo, tuvo alguna reserva, por su exotismo. En Macondo Libros y Tertulia, termómetro cultural de Popayán, se escucharon comentarios, unos cargados de sorpresa y otros de escepticismo; los primeros contenían una esperanza en la evolución del autor, tales como los de Felipe García Quintero y Giovanni Quessep, faros de la literatura local y nacional. Ese alumbramiento de Manolo lo definíamos, por nuestra parte, como barroco, por cierto alambicamiento de la prosa con matices anacrónicos, algo válido en las prácticas posmodernas de mezclar estilos. Tampoco estábamos preparados para su asimilación. Sin embargo, el transcurso de los años hizo buena tarea. Cuando volvimos a leer textos de Manolo, gracias a Facebook, nos sorprendió su evolución. Bariz Naranza aún pendía de la memoria, como ese objeto precioso dejado atrás que quisiéramos volver a leer, algo había allí para degustar, comenzando por la marca del extraño nombre. Nuestro nebuloso epíteto de barroco transmutó en ópera, también excesivo en la connotación, luego en sonata, con el cual finalmente nos hemos quedado, después de leer 1 Mito Misak, donde se alcanza plenamente la fluidez musical del lenguaje prosístico. No son gratuitas tales asociaciones metaliterarias si consideramos que los textos iniciales de Manolo fueron escritos para ser "recitados" o "cantados" en la cuentería, con efectos verbales, algo que nos recuerda el Sertón Veredas de Guimaraes Rosa, por lo de la música en el habla.

Observamos en la narración de Manolo dos tendencias estilísticas: la de Bariz Naranza, Río Mundo del destino y la de otro grupo de cuentos (El turbante que levita, los dedos de las alas, 1 Mito Misak). En los primeros, la poética se impone a la prosa; en los segundos la prosa intenta dominar a la poética, tornándose más diáfana en su propósito narrativo, aunque las imágenes poéticas se filtran de continuo, enriqueciendo el texto. No sabemos cómo va a resolver Manolo este dilema estilístico, que parecía resuelto en sus últimos escritos, ahora cuando precísamente ha sido premiado por la Universidad Javeriana uno de sus relatos (Río, Mundo, del destino) perteneciente a la primera tendencia narrativa, la de Bariz Naranza.

Concluimos diciendo que la promesa Manolo-Escritor es hoy una realización cumplida. Su talento se enfoca de forma cada vez más clara en el propósito de consolidar una obra literaria con temas y contenidos de buen acopio documental. Para su éxito final ha de rodearse, como todo escritor serio, de un equipo editorial que pueda complementar su creatividad con la precisión y el pulimiento del estilo, asunto que involucra además otras competencias lingüísticas, lo cual diferencia el papel del editor respecto al del impresor.

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