Archivo recuperado. 21 de noviembre de 2012
Apreciado
Omar: me interesa conocer su opinión, que es muy autorizada, acerca
del quehacer que vive en nuestrro medio la CULTURA. Es decir, qué dice
usted acerca de quienes están al frente de los órganos que dirigen la
actividad cultural; si poseen ellos buen criterio para gestionar e
impulgar a los artistas, a los pintores, a los escritores, a
los músicos, a los poetas. Oigo, con alguna frecuencia, decir que los
llamados -y algunos mal llamados- gestores culturales no cumplen su
papel para que todo lo que atañe a las expresiones culturales sea
situado en el lugar y niveles que le corresponden. ¿Usted qué expresa a
este respecto?
En cuanto a sus inquietudes, estimado Julio César, nos hayamos frente
a tres problemas: el presupuestal, el burocrático y el relacionado con
la mentalidad local. De los tres el último es determinante, porque se
peca de una pobreza y una estrechez que lindan en la ignorancia, donde
sólo hay cabida para lo tradicional, lo folclórico, lo histórico y la
grandilocuencia. No se miran otras dimensiones del arte arte, como la
narrativa, el ensayo, el videoarte, el cine, la pintura, etc.,
invirtiendo en la formación de talento, en convocatorias de concursos,
exposiciones, becas de trabajo y otros reconocimientos, avalados por un
rublo económico significativo. Lo cierto es que aquí en Popayán los
creadores son los desconocidos del presente.
Respecto a personas, a la cabeza de la gestión cultural, no soy
optimista; quizá dé igual cambiarlas, porque el modelo tiende a
repetirse. El nivel cultural que caracteriza a la ciudadanía,
actualmente, es bajo, debido a los muchos años de postración. Para
comenzar habría que crear una Secretaria de Cultura independiente de la
Secretaria de Educación, con presupuesto propio y autonomía de gestión,
capaz de foguearse en proyectos a nivel nacional y orientada a
incentivar la vocación cultural de Popayán y el cauca. Me preocupa
primordialemente el alma o el espíritu de la ciudadanía antes que la
cultura como espectáculo de ocasión, igual que me interesa el deporte
como práctica social cotidiana o la gastronomía como preocupación
constante. Pienso que LA ESTRATEGIA DE LOS PROCESOS es el camino
indicado para transformar a cualquier sociedad.
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