domingo, 3 de agosto de 2014

Popayán político. Mensaje de un alto funcionario de la Alcaldía.


(Nota de Facebook jul. 6 de 2014)

Nos ha escrito: “Es difícil luchar sólo al interior de la administración sin apoyo en esta tarea, créame que los entiendo y tienen toda la razón, no es posible que se otorguen usos de suelo sin considerar el patrimonio de los payaneses”.

 EL AHORA DEPRIMIDO CENTRO HISTÓRICO DE POPAYÁN (tradicionalmente cultural, educativo, religioso y residencial) está abierto a la instalación de bares y discotecas de alto "voltaje". En la práctica ni PEMP (Plan Especial de Manejo y Protección del Sector Histórico de Popayán), ni POT (Plan de Ordenamiento Territorial), ni Biblioteca Pública, ni convocatorias culturales, ni siquiera una Maratón anual multitudinaria ni, ni, ni. Popayán, ahogada en el Centro Histórico, convertido en corral donde se mezcla toda la mediocridad de la Ciudad: ventas ambulantes de todo tipo, comercio de baratillo de todo a mil, dos mil, tres mil, cinco mil y diez mil, bares, drogadicción pública, contaminación auditiva y caos del tráfico. Sobresalimos en alcoholismo y suicidios,  entre las tazas más altas del País. Es la obra continuada de tres Alcaldías populares, es decir, clientelistas y politiqueras.

 Uno de los principales sitios de consumo de droga y licor en Popayán está ubicado en el Sector Museos del Centro Histórico, en la Carrera 5 con Calle 3, abajito de la iglesia de Santo Domingo, especialmente los dias jueves, viernes y sábado, desde las diez de la noche hasta la madrugada, en torno a dos tabernas y un estanco-bar, vecinos de la misma cuadra, más dos discotecas cercanas que refuerzan el ambiente. Grupos de jóvenes se toman la calle y una caravana de carros se estaciona al lado del andén. La juerga se cumple principalmente en la vía pública, por ahorro y porque los locales de los bares son pequeños. En cuanto a la música no hay problema, ésta sale frenética, vomitada desde el interior de los bares, a través de la única puerta que tienen; otros escuchan la de su vehículo. La gente se instala en las portadas de las casas o se arrima a las paredes. Si uno regresa algo tarde suele encontrarse a los bebedores y "sopladores" en el umbral de su puerta; algo realmente preocupante, cuando quienes llegan son nuestros hijos.


Agradecemos sus buenas intenciones. Estamos asistiendo, en cierta forma, al final de la SOCIEDAD, como algo ordenado y armónico, con base en sentimientos colectivos de convivencia.
La Posmodernidad, en parte, es eso: el imperio del individuo "depredador", con la complicidad del Estado, que olvidó a la Sociedad para ocuparse del Mercado y los intereses particulares (jalonados, a nivel macro, por las multinacionales que manipulan las voluntades de ejecutivos, congresistas, asambleístas y concejales).

Esta nueva tendencia mundial constituye el llamado "capitalismo salvaje", donde priman los INTERESES sobre los VALORES (consigna contraria a la fenecida "modernidad", la cual soñó con mejores sociedades para todos. En cambio hoy, “a problemas sociales debemos buscar soluciones particulares".

En la nueva tabla de principios, especialmente de “sociedades tercermundistas" con generaciones arribistas, ya no hay patrimonio cultural que valga, resaltando, en cambio, la cacareada “muerte u olvido de la historia” de los círculos académicos. "Algo podrido" dirían los jóvenes ahora. Aunque, estratégicamente, es miope no aprovecharla, siquiera como "patrimonio económico", mediante las denominadas Industrias culturales, tan en boga en los discursos culturalistas.

Para consuelo de “modernos anacrónicos” queda la cáscara de los edificios PÚBLICOS con su impronta arquitectónica, así los individuos de nuestros heterogéneos conglomerados sean ignorantes, maleducados, egoístas, insociables, apáticos y resignados, sin ningún PROYECTO DE CIUDAD ni en el corazón ni en la mente.

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