Nota del Face.. de 26 de may de 2014
Reflexión no coyuntural, válida para nuestra coja democracia.
Un comentario de Sebastian Serna Daza, que cito: "... yo creo que el pueblo complementa al corrupto..." me despertó el "habla"...
Estaba pensando es esa dirección. Todo da igual con la clase de pueblo que tenemos, algo en bruto, que sobrevive a su manera, fuera del ámbito institucional, igual de clientelista y corrupto. Por lo tanto, es difícil salir del círculo vicioso. Definitivamente, el cambio ha de darse por la vía de las "fuerzas sociales", a las que, por cierto, debemos, para bien o para mal, muchas transformaciones en Colombia, como la Constitución de 1981, resultado de los Movimientos Sociales, las bombas del narcotráfico y el "holocausto" del Palacio de Justicia, obra del Ejército y el M-19. SE REQUIEREN MÁS COMBATIENTES SOCIALES, REFORMADORES DEL PENSAMIENTO Y LAS COSTUMBRES, antes que políticos tradicionales, ACCIONISTAS DE LA EMPRESA PÚBLICA con fines de enriquecimiento personal. El Estado es eso en Colombia: una empresa lucrativa, desde la Presidencia hasta la última Alcaldía, pasando por todo el recorrido de la pirámide burocrática. En este contexto, la CIUDADANIA se convierte en una entelequia ideológica, carente de valor y respeto, que naufraga en una organización jurídica idealizada, maximalista en derechos formales y minimalista en lo real, en la materialidad cotidiana. La situación de nuestro país se podría resumir así: El Estado contra la Sociedad y, también, los individuos contra la Sociedad. He aquí una explicación de "nuestras guerras".
Reflexión no coyuntural, válida para nuestra coja democracia.
Un comentario de Sebastian Serna Daza, que cito: "... yo creo que el pueblo complementa al corrupto..." me despertó el "habla"...
Estaba pensando es esa dirección. Todo da igual con la clase de pueblo que tenemos, algo en bruto, que sobrevive a su manera, fuera del ámbito institucional, igual de clientelista y corrupto. Por lo tanto, es difícil salir del círculo vicioso. Definitivamente, el cambio ha de darse por la vía de las "fuerzas sociales", a las que, por cierto, debemos, para bien o para mal, muchas transformaciones en Colombia, como la Constitución de 1981, resultado de los Movimientos Sociales, las bombas del narcotráfico y el "holocausto" del Palacio de Justicia, obra del Ejército y el M-19. SE REQUIEREN MÁS COMBATIENTES SOCIALES, REFORMADORES DEL PENSAMIENTO Y LAS COSTUMBRES, antes que políticos tradicionales, ACCIONISTAS DE LA EMPRESA PÚBLICA con fines de enriquecimiento personal. El Estado es eso en Colombia: una empresa lucrativa, desde la Presidencia hasta la última Alcaldía, pasando por todo el recorrido de la pirámide burocrática. En este contexto, la CIUDADANIA se convierte en una entelequia ideológica, carente de valor y respeto, que naufraga en una organización jurídica idealizada, maximalista en derechos formales y minimalista en lo real, en la materialidad cotidiana. La situación de nuestro país se podría resumir así: El Estado contra la Sociedad y, también, los individuos contra la Sociedad. He aquí una explicación de "nuestras guerras".
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