En artículo de 10 de octubre de 2013 (titulado: “POPAYÁN. RECOGIENDO
ALGUNAS IDEAS PARA SU RECONSTRUCCIÓN CULTURAL”) hicimos tres
planteamientos: 1.- "... Al pasar el tiempo apreciamos la modificación
del Parque Caldas como un acierto, por las posibilidades que su extensa
área libre ofrece a eventos feriales de toda clase. Observamos
con beneplácito el buen uso que se le da de continuo”. 2.- “Hoy
avizoramos cuál podría ser el destino del Centro Histórico, no solamente
como centro administrativo, educativo y cultural, sino como lugar
predilecto para la instalación de las llamadas INDUSTRIAS CULTURALES en
su oferta diversa y la realización de eventos y convenciones regionales y
nacionales. En consecuencia, se requiere avanzar en el mejoramiento de
la infraestructura hotelera y turística, dando vida a los museos, con
estrategias novedosas que complementen los tours guiados, y reducir el
ruido diurno y nocturno. Y, ¡Ojo! no olvidar los sitios de interés
retirados, como la Capilla Neogótica Nuestra Señora de la Merced (En el
barrio San Camilo) y el Museo Efraín Martínez (por desgracia, agregamos
hoy, este símbolo de la popayanidad ha sufrido, con el robo de sus
obras, una herida mortal), entre otros". 3.- Y a propósito del
desempleo, decíamos "... uno de los caminos para atacarlo es, ya no cabe
duda, la realización de eventos sociales de toda clase y dimensiones:
municipales, departamentales, nacionales y mundiales. Vemos que ellos
mueven la economía de servicios y colateralmente vitalizan el comercio.
Desde esta perspectiva bienvenida sea la idea de POPAYÁN CIUDAD
CONVENCIÓN. Toda iniciativa que convoque a municipios, departamentos y
países producirá buenos dividendos sociales para nuestra ciudad. Éste
debe ser un propósito de prioridad: traer a Popayán cuanto evento sea
posible y gestar otros con fines diversos. De tal manera que eventos
como el ya consagrado Festival Gastronómico son un magnífico ejemplo".
Allí resaltábamos las bondades de la modificación del parque Caldas
complementado con su peatonización y la importancia de la realización de
eventos de toda índole y cobertura para la generación de empleo, en los
que se involucre a la población, local y departamental, como sujetos
protagónicos o beneficiarios de las llamadas industrias culturales. Un
evento ejemplar, en ese orden de ideas, es el CONGRESO GASTRONÓMICO, que
se lleva a cabo desde hace varios años, ya consolidado en la
actualidad, apoyado y reconocido en el ámbito local, regional, nacional e
internacional. Hemos observado desde el año pasado su positivo impacto
social, económico, cultural y recreativo. En la anterior versión
registramos un excelente despliegue de las "cocinas caucanas", en
especial de comunidades afrocolombianas. Ojalá se involucraran más las
comunidades campesinas e indígenas.
Ahora somos impulsores
incondicionales de este estupendo proyecto y felicitamos de todo corazón
a su fundador, Guillermo Alberto González, a la familia Simmonds
Pulido, al antropólogo Carlos Humberto Illera, Y a todas las personas
que han comprometido su esfuerzo en el éxito de esta empresa. La
fundación encargada de sacarlo adelante merece el apoyo institucional y
social. Somos partidarios de apostarle a la excelencia; ¿de qué otra
manera podríamos salir de la postración en la que todavía se encuentra
Popayán? Nos hemos convencido de que sólo la excelencia jalona procesos
sociales con repercusión en la transformación positiva de la sociedad,
propiciando la creación de valores económicos, empresariales, sociales y
culturales. En buena medida la grandeza social es el resultado de sus
mejores ciudadanos, quienes dan la pauta para una mejoría general. Este
tipo de élites cualificadas son indispensables para el brillo y
prosperidad de las ciudades: configuran un estilo de vida que es
saludable para todos, como paradigmas sociales. Solamente en este
sentido de lo valioso, útil, productivo, responsable, benéfico,
altruista, etc. es aceptable el concepto de "aristocracia", como
expresión de lo mejor de una sociedad, en todos los campos y niveles
sociales, expresión del esfuerzo, la superación, el talento, las
destrezas, unido a la responsabilidad y el altruismo; aún en estratos
pobres nace esta aristocracia noble de espíritu y emprendimiento.
Algo que Resaltamos del CONGRESO GATRONÓMICO es el acompañamiento
antropológico que permite recabar en las costumbres culinarias
tradicionales de las diferentes regiones de nuestro país, con aportes
internacionales. Hasta en los más retirados lugares de nuestra geografía
es posible hallar expresiones culinarias originales. Por ejemplo, en la
remota Cusillo Alto de mis ancestros se preparaba un modesto plato que
se comía solo o servía de base para otros componentes gastronómicos. Su
nombre es llamativo de por si: CHINCHEÑO. En la actualidad, cuando debo
justificar mi presencia familiar, al carecer de un empleo que me ocupe y
traiga recursos a casa, y para que me toleren mi afición por las
letras, he tenido que acostumbrarme a cocinar para mi familia, poniendo
en práctica mi instinto culinario. Esto me ha permitido retomar algo de
esos viejos tiempos, como el famoso chincheño, para urbanizarlo,
intentando mejorarlo. Los resultados son buenos. Uno de sus efectos, de
acuerdo con la estadística, es que los comensales no dejan restos en el
plato. También podría experimentar con las CAYAMBAS, hongos silvestres,
que usábamos para preparar guisados deliciosos, y la tarta de mazorca de
dos brazas que preparaba mi madre. Así por el estilo, habrán muchas
personas con similares testimonios, olvidados o actualizados. !QUE
INTERESANTE AMPLIAR ESA PUERTA AL RECUERDO Y LA INVENTIVA GASTRONÓMICA.
No somos golosos, pero felicitamos a quienes se dan gusto. Nosostros
preferimos comer para vivir, aunque también sea un asunto de
posibilidades. Mas sin embargo, todos están en su derecho, asi después
tengan que pasar por el quirófano.
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