martes, 26 de noviembre de 2013


Nota solicitada y amablemente publicada en El Liberal por Horacio Dorado

Daniel Lasso Casas Ilustrador.- Estudiante de Octavo semestre de diseño en la Universidad del Cauca. Expuso durante la pasada Semana Santa de Popayán, junto a un colectivo de jóvenes diseñadores de su misma facultad (Yennifer Serna, Sebastián Martinez, Andrea Melenje, Felipe Castaño y Daniela de la Hoz), con quienes organizó una Exposición de Diseño denominada DE FACTO, en el antiguo espacio de la Librería Macondo.

Daniel nació en Popayán en 1993, hijo de Omar Lasso Echavarría, librero y Alma Patricia Casas Patiño, educadora. Cursó bachillerato en el Colegio Guillermo Valencia.

Su talento como diseñador se orienta al campo de la ilustración, donde ha explorado diferentes técnicas, formatos y conceptos, buscando nuevas representaciones en relación con los imaginarios y formas contemporáneas del relato. Lo más significativo de su formación profesional y de la obra actual, bajo el nombre de ESPECTRO, es asumir la plena conciencia sobre la necesidad del conocimiento, tanto técnico como conceptual, para construir historias que puedan ser interpretadas por muchas personas sin necesidad de tener las mismas creencias o de pertenecer a un mismo contexto social, enfoque que le permite alcanzar cierto grado de universalidad.

En cuanto a la técnica, reinterpreta el uso medieval de los rastros de claroscuro (aplicación de la luz a los objetos, relación entre luz y oscuridad para generar volumen en los objetos); igualmente practica el sincretismo contemporáneo, como fenómeno estético que define el desarrollo histórico de las culturas, sus imaginarios y la visión del mundo. Parte de sus referentes son cuentos fantásticos e historias que le han sido transmitidas a través de su itinerario de investigación-creación. Su producción artística está determinada por la interpretación de la experiencia personal a través de la literatura y el entorno material.

El proceso análogo, en cuanto uso tradicional y manual de materiales, surge como prerrequisito al trabajo de ilustración digital, consciente del estigma existente acerca de lo digital como destructor de afectos entre la obra de creación y los observadores. La apreciación y experiencia suya le permiten afirmar que lo digital no equivale realmente a lo automático, sino a procesos que se dan durante la era de la reproductividad técnica como respuesta a la necesidad de sistematizar y masificar las formas visuales, algo imposible de hacer anteriormente.

En la trayectoria creativa evidencia buena parte de la nueva concepción de realidades alternas y de construcciones simbólicas que trascienden el espacio y se convierten en imágenes compuestas por meta objetos, no tangibles o inexistentes en la realidad; lo cual aproxima sus creaciones al surrealismo, al expresionismo y al futurismo.







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