lunes, 25 de noviembre de 2013

En artículo de 10 de octubre de 2013 (titulado: “POPAYÁN. RECOGIENDO ALGUNAS IDEAS PARA SU RECONSTRUCCIÓN CULTURAL”) hicimos tres planteamientos: 1.- "... Al pasar el tiempo apreciamos la modificación del Parque Caldas como un acierto, por las posibilidades que su extensa área libre ofrece a eventos feriales de toda clase. Observamos con beneplácito el buen uso que se le da de continuo”. 2.- “Hoy avizoramos cuál podría ser el destino del Centro Histórico, no solamente como centro administrativo, educativo y cultural, sino como lugar predilecto para la instalación de las llamadas INDUSTRIAS CULTURALES en su oferta diversa y la realización de eventos y convenciones regionales y nacionales. En consecuencia, se requiere avanzar en el mejoramiento de la infraestructura hotelera y turística, dando vida a los museos, con estrategias novedosas que complementen los tours guiados, y reducir el ruido diurno y nocturno. Y, ¡Ojo! no olvidar los sitios de interés retirados, como la Capilla Neogótica Nuestra Señora de la Merced (En el barrio San Camilo) y el Museo Efraín Martínez (por desgracia, agregamos hoy, este símbolo de la popayanidad ha sufrido, con el robo de sus obras, una herida mortal), entre otros". 3.- Y a propósito del desempleo, decíamos "... uno de los caminos para atacarlo es, ya no cabe duda, la realización de eventos sociales de toda clase y dimensiones: municipales, departamentales, nacionales y mundiales. Vemos que ellos mueven la economía de servicios y colateralmente vitalizan el comercio. Desde esta perspectiva bienvenida sea la idea de POPAYÁN CIUDAD CONVENCIÓN. Toda iniciativa que convoque a municipios, departamentos y países producirá buenos dividendos sociales para nuestra ciudad. Éste debe ser un propósito de prioridad: traer a Popayán cuanto evento sea posible y gestar otros con fines diversos. De tal manera que eventos como el ya consagrado Festival Gastronómico son un magnífico ejemplo".


Allí resaltábamos las bondades de la modificación del parque Caldas complementado con su peatonización y la importancia de la realización de eventos de toda índole y cobertura para la generación de empleo, en los que se involucre a la población, local y departamental, como sujetos protagónicos o beneficiarios de las llamadas industrias culturales. Un evento ejemplar, en ese orden de ideas, es el CONGRESO GASTRONÓMICO, que se lleva a cabo desde hace varios años, ya consolidado en la actualidad, apoyado y reconocido en el ámbito local, regional, nacional e internacional. Hemos observado desde el año pasado su positivo impacto social, económico, cultural y recreativo. En la anterior versión registramos un excelente despliegue de las "cocinas caucanas", en especial de comunidades afrocolombianas. Ojalá se involucraran más las comunidades campesinas e indígenas.

Ahora somos impulsores incondicionales de este estupendo proyecto y felicitamos de todo corazón a su fundador, Guillermo Alberto González, a la familia Simmonds Pulido, al antropólogo Carlos Humberto Illera, Y a todas las personas que han comprometido su esfuerzo en el éxito de esta empresa. La fundación encargada de sacarlo adelante merece el apoyo institucional y social. Somos partidarios de apostarle a la excelencia; ¿de qué otra manera podríamos salir de la postración en la que todavía se encuentra Popayán? Nos hemos convencido de que sólo la excelencia jalona procesos sociales con repercusión en la transformación positiva de la sociedad, propiciando la creación de valores económicos, empresariales, sociales y culturales. En buena medida la grandeza social es el resultado de sus mejores ciudadanos, quienes dan la pauta para una mejoría general. Este tipo de élites cualificadas son indispensables para el brillo y prosperidad de las ciudades: configuran un estilo de vida que es saludable para todos, como paradigmas sociales. Solamente en este sentido de lo valioso, útil, productivo, responsable, benéfico, altruista, etc. es aceptable el concepto de "aristocracia", como expresión de lo mejor de una sociedad, en todos los campos y niveles sociales, expresión del esfuerzo, la superación, el talento, las destrezas, unido a la responsabilidad y el altruismo; aún en estratos pobres nace esta aristocracia noble de espíritu y emprendimiento.

Algo que Resaltamos del CONGRESO GATRONÓMICO es el acompañamiento antropológico que permite recabar en las costumbres culinarias tradicionales de las diferentes regiones de nuestro país, con aportes internacionales. Hasta en los más retirados lugares de nuestra geografía es posible hallar expresiones culinarias originales. Por ejemplo, en la remota Cusillo Alto de mis ancestros se preparaba un modesto plato que se comía solo o servía de base para otros componentes gastronómicos. Su nombre es llamativo de por si: CHINCHEÑO. En la actualidad, cuando debo justificar mi presencia familiar, al carecer de un empleo que me ocupe y traiga recursos a casa, y para que me toleren mi afición por las letras, he tenido que acostumbrarme a cocinar para mi familia, poniendo en práctica mi instinto culinario. Esto me ha permitido retomar algo de esos viejos tiempos, como el famoso chincheño, para urbanizarlo, intentando mejorarlo. Los resultados son buenos. Uno de sus efectos, de acuerdo con la estadística, es que los comensales no dejan restos en el plato. También podría experimentar con las CAYAMBAS, hongos silvestres, que usábamos para preparar guisados deliciosos, y la tarta de mazorca de dos brazas que preparaba mi madre. Así por el estilo, habrán muchas personas con similares testimonios, olvidados o actualizados. !QUE INTERESANTE AMPLIAR ESA PUERTA AL RECUERDO Y LA INVENTIVA GASTRONÓMICA.

No somos golosos, pero felicitamos a quienes se dan gusto. Nosostros preferimos comer para vivir, aunque también sea un asunto de posibilidades. Mas sin embargo, todos están en su derecho, asi después tengan que pasar por el quirófano.

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