sábado, 16 de enero de 2016

En 15 minutos el Presidente de la Asamblea de Venezuela, Henry Ramos Alupp,  mostró de modo contundente el fracaso de la Revolución Bolivariana (Socialismo del siglo XXI con modelo del siglo pasado, de corte stalinista). Y en 15 minutos desbarató el discurso de 3 horas y media del Presidente Maduro (fanático, religioso, paranoico, populista, tergiversador y de una ceguera absoluta ante la evidencia de los hechos). 

Era fácil montar una coreografía revolucionria con PETRODÓLARES, alineando al ejército y creando una  nueva  burocracia o clase política, consentida por el establecimiento con prebendas, comodidades y buenos sueldos, pero con  controles severos de los mandos medios y populares, por ejemplo a través de las VIVIENDAS ESTATALES, PRESTADAS, NO ESCRITURADAS. Escriturarlas, propósito de la Oposición venezolana, para Maduro sería privatizarlas, un verdadero sofisma para mantener el control político.

El modelo de la Revolución Bolivariana es semejante al del multimillonario bonachón que se gasta su riqueza con toda la jerarquía de sus súbditos, muy bien adoctrinados. Por fuera de esta monotonía de lo mismo no queda espacio para la diversisad.

En la tardía autocrítica, que sin embargo se mantiene dentro  del círculo vicioso, su vicepresidente actual, Aristúbulo Istúriz, ha  hablado de "cosificación de la revolución", calificación exacta de lo que ha sucedido hasta hoy,  por ello se entiende, como él mismo lo ha explicado, una revolución solamente del gobierno, es decir burocrática y asistencialista; no se hizo la revolución del pueblo, en su capacidad gestora y productiva. De la cual tambié dudamos, por supuesto; a no ser que le cambien el disco duro a la gente, para controlar todas sus funciones, espirituales, mentales e instintivas.

El ser humano se mueve por estímulos de toda clase, primero individuales y luego sociales, no al revés, y su motor fundamental es la LIBERTAD de iniciativa. La regulación de los apetitos se hace por vía de la Constitución, el Derecho y la defensa de los DERECHOS FUNDAMENTALES. No hay otro camino.

0 comentarios:

Publicar un comentario