martes, 16 de abril de 2013

 Reflexión de Semana Santa- 2013
 
EN ESTA  SEMANA SIMBÓLICA DE MUERTE Y RESURRECCIÓN, SEPULTAREMOS UNA PARTE DE NUESTRO YO, AQUELLA PREOCUPADA POR LA EXTERIORIDAD QUE NOS RODEA, donde parece inútil cualquier discurso orientado a mejorar la conciencia social que dignifique un poco la existencia.


Nos hayamos frente  a circunstancias poderosas que arruinan la búsqueda del ideal. Las ciudades, en su caótico y desbordado crecimiento, son campo de batalla de todas las desigualdades. El afán de sobrevivir rebasa el ordenamiento legal. Los mass media (televisión, cine, Internet, redes sociales) y el  consumo han creado nuevos patrones de comportamiento que desbaratan los códigos de la familia, la escuela y las instituciones sociales y políticas. En esta esta esfera externa reina el interés individual, el instinto de conservación y toda suerte de manipulaciones, cuya regulación queda en manos de las fuerzas armadas del Estado y del derecho privado. LA VOZ DEL INCONFORME SE AHOGA EN EL MAREMÁGNUM INCONTROLABLE. La protesta efectiva exige hoy modos más espectaculares y contundentes: la manifestación masiva con toma de calles y vías, la asonada, el saqueo, la subversión, el terrorismo, etc. como expresiones irracionales frente a una sociedad, también irracional.

 En este estado de cosas, NO ES POSIBLE LA EXISTENCIA DE CIUDADANOS NI, POR  ENDE, DE OPINIÓN PÚBLICA, como elementos genéricos. Sólo podemos referirnos  a ellos en cuanto elementos aislados de sectores privilegiados que gozan de cierta plenitud y viven apartados del conjunto social.

HABRÍA QUE REDUCIR DRÁSTICAMENTE EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO PARA PODER ATENDER LAS NECESIDADES DE TODOS. Mientras tanto, tendremos que soportar la “guerra de todos contra todos” como lo percibieron los filósofos fundadores del Contrato Social (Rousseau y Hobbes). Hoy en día, esa pacificación recae básicamente en las fuerzas armadas y de policía; que a pesar de su enorme crecimiento en número y tecnología que consumen, quizás, hasta la cuarta parte del Presupuesto Nacional, sólo tienen parte del control, no el dominio completo. Algunas décadas atrás ese control social era fundamentalmente de carácter simbólico, el cual se reproducía mediante la tradición, la familia, la escuela y las instituciones sociales. Ahora la situación se ha invertido drásticamente  por el debilitamiento de la hegemonía simbólica y la creación de nuevas construcciones simbólicas adversas al Establecimiento.

INTENTAREMOS POR TANTO RESUCITAR EN OTRA ESFERA, AQUELLA DE LA INTIMIDAD PERSONAL Y FAMILIAR, ÚNICO ESPACIO EN EL CUAL AÚN NOS QUEDA CIERTO ENTENDIMIENTO. Dedicaremos las fuerzas que nos quedan a reinventar nuestro mundo material, social, espiritual, intelectual y artístico, buscando nuevos referentes que nos permitan salir de la postración a la que nos habíamos resignado. HAREMOS ECO DEL COMENTARIO DE AQUEL INTERNAUTA QUE NOS CONMINÓ A QUE VIVIÉRAMOS Y DEJÁRAMOS VIVIR. En verdad tiene razón. En nuestra sociedad actual carente de posibilidades para todos cada quien hace lo que puede, según sus circunstancias, y lo que las autoridades le  permitan, desde el raponeo, la estafa, la corrupción, el secuestro, la subversión, la perversión, el comercio sexual, la violencia intrafamiliar, etc. Esta es la condición humana en bruto, que un Estado Racional debería corregir. Mientras ello no ocurra tendremos que aceptarla como la enfermedad social inevitable, desgracia con la cual habremos de convivir estoicamente, a sabiendas de que nadie está exento de formar parte de ello, dado que en fin de cuentas, la condición humana es igual para todos. Lo que evita que algunos traspasen el umbral y otros depende de la formación personal y las oportunidades que cada cual haya tenido o encontrado.

POR TANTO, SI BIEN NO COMPARTO TALES CONDUCTAS, A NADIE VERÉ COMO ENEMIGO, SINO COMO VÍCTIMA DE SUS PROPIAS CIRCUNSTANCIAS, ACEPTANDO COMO CIERTA LA TESIS DE ROUSSEAU: “EL HOMBRE NACE BUENO Y LA SOCIEDAD LO CORROMPE”. LO CUAL TAMPOCO ME PERMITIRÁ CONSIDERAR LA HISTORIA O EL ESTADO DEL MUNDO COMO LUCHA ENTRE MALOS Y BUENOS.

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