jueves, 7 de marzo de 2013

Amigo Mario: Primero lo felicito por el esfuerzo que ha hecho de hilvanar algunas ideas, algo poco común en esta época de flash y parpadeos. Todo esfuerzo discursivo es meritorio.
Por supuesto que no desconozco la historia ni que hubo un ayer mejor de Popayán, como ciudad cultural, con élite ilustrada de figuras descollantes en el orbe nacional, en todos los campos. Esa fue la Popayán aristocrática, ciudad pequeña de reducida población, que reunía poder económico, político educativo y cultural, toda la infraestructura necesaria para ser un emporio educativo y cultural que atraía la atención no solo nacional sino internacional. Acuérdese de la frase de Juan José Saavedra: "Popayán fue grande cuando era chiquita". El buen escritor debe ser además buen lector, apreciando el conjunto del texto o de los textos. Como bien sabe no me he propuesto analizar y exponer, como objetivo principal, la historia del Popayán, sobre la cual se han derramo ríos de tinta; no tengo esa vocación, porque no soy tan viejo y porque más me afecta el presente. Si Ud. analiza mis escritos que arrancan desde "Popayán hoy, una ciudad sin horizontes de identidad", lo que he hecho es mostrar una fractura en la evolución de Popayán a partir del terremoto y las consecuencias de la Constitución de 1991. Me he referido a ese viejo Popayán como la arcadia perdida, un cierto edén para los payaneses que lo habitaron, entre ellos Ud. No estuve ahí como miembro de esa sociedad ni fui persona consentida, antes de Macondo, pero algo me tocó de esa atmósfera externa, siendo estudiante y trabajador ocasional en algunos hoteles. Por cierto todos los artículos de mi blog (posmacondolibros) tienen un pretítiulo que Ud. debe haber notado: Popayán Hoy (muchas entregas). Si Ud. está conforme con el Popayán de ahora, en mi concepto completamente des configurado, no tenemos nada de qué hablar. Si, de acuerdo, la arquitectura, en gran parte, sigue allí, como testigo del pasado glorioso, pero sus actuales pobladores, su clase política, quienes detentan el poder económico e intelectual en las universidades, cree Ud. que dan testimonio de lo que debería ser una ciudad culta? Lo dudo. Usan la cultura como máscara para fingir lo que no son. ¿Qué hacen, le pregunto a Ud., por el presente cultural de la ciudad? ¿Qué pueden mostrar como obra suya a la nación? Después de la "generación poético posterremoto", que yo he analizado en profundidad en mi ensayo "la nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada", de fines del siglo XX, como desgarrón de una época, hoy no hay nada. Estamos en la época de las necesidades básicas. La cultura es resultado de un plus, obra del espíritu, del intelecto y del arte. Tampoco es solamente folclor, el cual medianamente se estimula como parte de la tradición; ¿dónde están las creaciones nuevas? ¿Cómo se promocionan nuevos contenidos y valores? Alguien dijo "la cultura se ha reducido a unas carrozas coloridas con bombas y viejas peladas". Sé donde está Ud. Parado en su análisis. En el pasado glorioso de Popayán, el de 500 años de historia. ¿Acaso no cree Ud. que Popayán hoy ha decaído? Sostener lo contrario es tapar el sol con las manos. Debió ver las fotos que puse en Facebook, por allá en Diciembre. Sus héroes payaneses, aquellos que lo conmueven en su sensibilidad e inteligencia se reunirían para llorar la suerte de su ciudad, la que ellos engrandecieron con su talento y desvelos. ¿Qué más le puedo decir? Que ahonde en el asunto, con el deber de ser crítico y poco conformista. Un abrazo. PD.: Respecto a mi frase en el homenaje a Marco Antonio, por su segundo lugar en el concurso Pablo Neruda de Temuco, Chile, fue: "Ha muerto Valencia, viva Valencia". ¿Cuál? ¿Marco o Guillermo? ¿Qué opina Ud.?

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